Buscar en este blog

sábado, 4 de diciembre de 2010

SKYLINE

Receta SKYLINE
Ingredientes (a partes iguales):
La Guerra de los Mundos
La Invasión de los Ultracuerpos
Hulk
Star Wars
Expediente X
Relic
Starship Troopers
Independence Day
Alien
Montruoso
Godzilla (o, si no se encuentra, King Kong)
Pésimas actuaciones nada creíbles.
Un guión sin ningún argumento.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ladrones (Takers)

En realidad me alegro de haber ido a ver Ladrones. Porque ya tenía ejemplos de cómo una película puede ser estropeada por uno de sus principales elementos. Todos conocemos malos guiones, por supuesto. Luego están las películas con malas actuaciones, o con actores mal seleccionados para un determinado papel. Incluso están las que la banda sonora hace insoportables. Y ahora tenemos Ladrones: un guión muy interesante, actores a la altura, una música razonablemente buena, y una deplorable dirección de fotografía que hace que todo lo demás quede en un segundo plano, si es que no tienes que salir a vomitar, en cuyo caso sencillamente desaparece de tu campo visual.

El movimiento de la cámara al estilo “dogma” (que comparado con esto es prácticamente imagen fija) se ha llevado a extremos excesivos, sin duda con el afán de innovar y de sacarle el mayor partido posible. Pero los excesos se pagan y en Ladrones, que el director haya permitido a su director de fotografía rodar de este modo hace que la película sea de las que uno desea olvidar hasta que hagan un remake con alguien con mejor pulso. Bueno, como digo, no es cuestión de pulso, es que parece que el cámara lleva la cámara no ya en la mano sin dispositivo de “steadycam”, sino directamente colgando del cuello mientras corre junto a los protagonistas de la acción, es atropellado igual que ellos o realiza saltos espectaculares al mismo tiempo. Estuve tentado por fijarme si en los títulos de crédito aparecían dobles especialistas no ya para los actores, sino también para los cámaras. Pero no pude porque me sentía tan mareado que lo que quería era tomar aire fresco.

Como alternativa a las escenas de acción, en los momentos menos “movidos” por parte del guión, el cámara se encarga igualmente de mantenernos en movimiento, para que no decaiga el mareo. El truco: tomas no ya de primer plano sino tan cerca que tuvo que usar lente macro, en las que, claro, cualquier mínimo movimiento se convierte en, de nuevo, una agitación mareante.

Claro que este fin de semana tampoco había muchas alternativas: alguna película infantil y varias películas europeas, de las cuales para más inri más de una era española, dejaban pocas opciones para elegir. Habrá que probar suerte otro día…

Ah, una curiosidad: al menos en la versión doblada al español, han reutilizado dos veces el mismo "efecto" de sonido para la agitación que se produce entre el conjunto de transeuntes cuando comienza un tiroteo: se oye la misma voz femenina gritar "¡se van a matar!".

jueves, 28 de octubre de 2010

Gru, mi villano favorito

por MONONOKE, firma invitada en SABADO CINE:

Como tantas veces decidí ir a “Gru, mi villano favorito” por las expectativas que me generó el tráiler de la peli y como tantas veces que me tienta el azar, me equivoqué. No suele ser mi criterio de elección pero compruebo con tristeza que no me funciona, no atino que diría mi madre. A los cinco minutos de película mi atención se ancló en la chirriante vocecita de la huérfana mediana y en lo poco que me gustaba el doblaje en general y el de Florentino Fernández en particular. Pasados diez minutos vislumbré la previsibilidad, pasados dos minutos advertí que conocía la historia de principio a fin y a los quince minutitos ya pensé “¡en fin al menos la estética me gusta!” y de ahí en adelante en un ejercicio de fe y patética ilusión infantil me limité -no sin un resoplido de desistimiento- a visionar el resto de una película a la que le falta diversión, le sobran personajes estereotipados y se queda en un prometedor argumento al que no se saca partido. Faltan gags desternillantes y situaciones divertidas resueltas con brillantez. En fin ¿entretenida?, o tal vez ¿visible?, o tal vez
¿“casi que la veo en casa y me ahorro los 6,50 € le preparo un cacharro de cotufas a mis hijos y pongo una lavadora mientras”?…. Me quedo con esta última pero ya es demasiado tarde, al menos para mí

sábado, 23 de octubre de 2010

La Red Social

La Red Social es un claro ejemplo de que las historias que nos afectan o son cercanas tienen una enorme capacidad de atraparnos y de suscitar el interés del espectador. Es por ello que en toda película el protagonista o algún personaje relevante ha de ser apropiado para que el público se identifique de alguna manera con él. Aunque en La Red Social también se da el caso, realmente no era necesario: como usuarios casi compulsivos de facebook, ya estamos de antemano atrapados por la historia. Saber qué pasó, cómo surgió y de qué modo aparecieron las distintas características de facebook sería suficiente argumento para mantener nuestra atención.

Pero si se quedara en eso sería un documental. Los creadores de la película, sin embargo, han conseguido contarlo todo en una historia intensa y abosrbente, de las de morderse las uñas durante todo el rato. Han dotado a toda la película de un dinamismo y una vitalidad que hace recordar precisamente a la propia red social: aparecen personajes de pronto, y el espectador los va conociendo poco a poco, igual que los numerosos amigos y amigos de amigos que se pasean por la pantalla del ordenador del usuario de facebook.

Cuando acaba, uno se queda con ganas de más. El dinamismo de la película hace que uno se vaya con la pena de no poder pasarse dos horas más viéndola, la película es tan adictiva como facebook.

Y estoy seguro de que casi todos los que la vean, se conectarán a facebook en la primera ocasión que tengan para realizar una sencilla consulta… ¿se imaginan cuál?

lunes, 18 de octubre de 2010

COOL IT - La película

Toda la verdad sobre la politización de la ciencia con el cambio climático: la película más necesaria de la década pronto en cines.

sábado, 16 de octubre de 2010

El Americano (el bodrio del año)

No sólo me reafirmo en que el cine europeo da pena, sino que añado una nueva vertiente de ese principio: la participación europea en una película estadounidense es capaz de estropearlo hasta límites insospechados. Bueno ahora no sólo lo podemos sospechar, sino experimentarlo si queremos tirar a la basura 7’50 euros e ir a ver crecer el césped – perdón: a ver esta película.

¿Qué verá el incauto que lo haga? Un argumento y unas subtramas manidas y predecibles, propias de un principiante que se ha puesto  a dirigir sin haber visto nunca antes una película. ¿O es que no les suena a conocido un asesino al que sus jefes traicionan o un hombre que se enamora de una prostituta y la saca de la calle?

También verá hasta la saciedad tomas del coche del protagonista atravesando un imponente paisaje en el que el vehículo es un minúsculo objeto en movimiento, o, en contraste, la cara de George Clooney en primer plano, eso sí: sin expresividad alguna y sin saber a qué viene. O diálogos telegráficos absurdos e ininteligibles –quizás tienen sentido para quien leyó la novela— que no explican nada. O pequeños pueblos de la Italia rural en los que parece que no vive nadie, porque sólo utilizan sus calles el protagonista o los que le persiguen. O eternas escenas del protagonista sentado en un bar o una cafetería, esperando a alguien, o simplemente matando el tiempo. O mariposas aquí y allá, en un patético y fallido intento de usar una metáfora visual de algún elemento de la película que no alcanzo a imaginar.  O una detallada lección de cómo construir un rifle, paso a paso y con todo lujo de tediosos detalles. También verá muchas tetas, recurso fácil del cine falto de ideas y típico del cine latino: claro, las dos cosas suelen ir unidas.

Quizás podríamos calificar la película como “de misterio”. El de cómo pudo Clooney prestarse a semejante fiasco.

Siempre a mi lado

Siempre a mi lado es una película con pretensiones de trascendencia que sin embargo son abordadas de manera demasdiado superficial como para llegar a tocar la fibra del espectador. Todo queda en un rato entretenido en el que demasiadas veces hay que renunciar a entender lo que está pasando y decidir centrarse en la simple historia romántica que narra.

Su principal problema es la incoherencia interna en aspectos fundamentales, como la interacción de las almas que el protagonista es capaz de ver en tránsito hacia el más allá. Esas almas, además de hablar con él ¿pueden afectar a la realidad física que les rodea? En la película hay secuencias que invitan a responder al mismo tiempo que sí y que no a esta pregunta: la chica --su alma, en realidad-- parece haber protagonizado un sueño del protagonista cuando tras navegar en el velero de éste con él, la embarcación aparece abandonada desde hace años en el garaje donde estaba, como si nadie la hubiera utilizdo. Sin embargo, la nota de papel en la que escribe y que es clave para el desenlace de la película, tiene realidad física cuando la encuentra el chico unas horas después.

Otra pregunta: si las almas son de personas muertas y están en tránsito hacia otra vida, ¿cómo se explica que la visión del alma de la chica se produjera cuando ésta estaba aún viva?

Lo mejor de la película es el pueblo donde se rodó: da ganas de irse a pasar unos días y navegar como los protagonistas por la preciosa costa canadiense.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El Aprendiz de Brujo

Jerry Bruckheimer nos tiene acostumbrados a que su sello de productor sea garantía de calidad y originalidad. Sorprende por ello que haya respaldado la producción de esta película en la que la sensación al verla es la de haberlo visto todo antes. Harry Potter, La Brújula Dorada, Eragon y hasta Guardianes de la Noche vienen a la mente en varios momentos de la película, en la que realmente sabe a “deja-vu” la continua batalla entre brujos lanzándose rayos y hechizos (ahora llamados bolas de plasma) hasta la saciedad. Uno se pregunta por qué, si tienen poderes al parecer ilimitados, no resuelven de una vez por todas en vez de ir probando conjuros poco agresivos cada vez más poderosos alternativamente en cada bando.

No salva la película la divertida interpretación de Jay Baruchel del héroe accidental y reticente que se ve envuelto en un mundo y una batalla que no acaba de entender, ni la presencia del sobrino de Francis Ford Coppola, Nicolas Cage, ni una excelente banda sonora de Trevor Rabin, probablemente lo mejor de la producción, junto al guiño a la película homónima de animación Disney, con la escena de las fregonas que cobran vida.

En cualquier caso, una película bastante prescindible.

sábado, 11 de septiembre de 2010

The Karate Kid

En The Karate Kid nada es como uno se lo espera. Para empezar no se practica Karate, sino Kung-Fu. Por otro lado, cabría esperar mucha acción y largas peleas, pero éstas son sorprendentemente breves –sobre todo el esperado combate final— y la primera hora y media (dura más de dos), aun mostrando mucho mamporrazo, y muy duro en ocasiones, se centra en los protagonistas y sus historias personales, y se hace incluso lenta durante bastante tiempo. Salvan la falta de ritmo la excelente actuación del hijo de Will Smith y la de Jackie Chan, por una vez haciendo un papel serio, y encima con encanto.

Cabe destacar que por una vez se muestra una China moderna y actual, sin caer en el tópico de identificar ese país con sus estampas rurales y arcaicas, y el doblaje de la versión española, que mantiene el acento chino en los personajes chinos, incluyendo al propio Chan, lo cual le da a toda la película un toque muy verosímil que es además muy importante para la historia, lo cual podría haber pasado fácilmente desapercibido a los responsables del doblaje. Por suerte no ha sido así.

Pero si uno tiene poco interés por las artes marciales y encima se le hace lenta la película, todo ello se ve compensado con creces por la impagable secuencia de entrenamiento que sigue (¿cómo decirlo sin revelar nada esencial?) a la destrucción del coche (hasta ahí puedo leer), en la que la banda sonora de James Horner alcanza un nivel de sublimidad inigualable y es un protagonista más junto a la luz, las sombras, los actores y el director, y juntos todos ellos expresan sin palabras y de manera magistral la esencia de toda la película en unos minutos.

Decía que en esta película nada es como uno se lo espera. Bueno, hay una cosa que sí lo es: el final. No podía ser de otro modo.

SALT - ¿Quién es Salt?

¿Quién es Salt? Es la pregunta que plantea la campaña promocional de la película y, si nadie te agua la fiesta revelándote el secreto (como hacen, por ejemplo, las sinopsis que ponen en algunos cines, menos mal que la leí después de ver la película), realmente se mantiene la incógnita a lo largo de gran parte de la cinta. Cierto que las tramas pensadas para el contexto de la guerra fría no encajan con la situación actual, pero pienso que esa vertiente de credibilidad histórica de la película no es obstáculo alguno para disfrutar de un buen rato de intriga de la buena, de espías de verdad y de acción trepidante, sobre todo después de las versiones “light” del género que nos han brindado “Noche y Día” o “Killers”, otro par de películas “gemelas” que salen casi a la vez.

Parece, además, que Salt ha venido para quedarse, no sólo en el recuerdo, sino en futuras entregas, no sé si cinematográficas o en forma de serie de TV, ya que si ella cumple la misión que se le encomienda al final, tiene para muchos episodios. Si la cosa cuaja en este sentido, tendremos Aneglina Jolie para rato, ya que el papel le encaja como anillo al dedo, y eso que dicen que estaba escrito para un protagonista masculino, como Tom Cruise. Creo que con este actor la película habría perdido gran parte de su atractivo –y no lo digo por el físico de Angelina Jolie, excesivamente delgada en la actualidad, creo yo— sino porque se habría percibido por el público como más de lo mismo, en relación con Misión Imposible y otros papeles similares desempeñados por él.

sábado, 14 de agosto de 2010

Origen (Inception)

Añoraba yo la sensación que de pequeño me quedaba tras ver en la televisión lo que luego se convertirían en clásicos, concretamente del cine bélico o el western. Parafraseando a San Agustín, sé perfectamente a lo que me refiero si no me piden que lo explique, si me lo piden, no sabría hacerlo. Pero lo intentaré de todos modos. Está en la línea de que la película en cuestión sea capaz de trasladarte por completo a otro lugar y a otro tiempo, o a hacerte perder la noción del mismo.

Quizás consiga explicarme aludiendo a lo que no es: por ejemplo, cualquier película que sólo logre ese “traslado” de manera parcial – a otra época, a otro lugar—pero no por completo, podrá ser muy buena, excelente incluso, pero no quedará en mi memoria como algo memorable y especial. No se trata de que la película trate de lugares cada cual más lejano o fantástico, o de otras épocas, reales o imaginarias. No se trata de eso. Se trata más bien de que, siendo fantástica o no, el espectador se sienta inmerso en una historia tan intensa y bien contada que se olvide literalmente de dónde y cuándo está. Para ello la historia ha de tener una riqueza de aspectos, perspectivas, sucesos, desarrollos muy amplia. La mayoría de las películas de las últimas décadas cuentan un evento, una vida, un relato, sin conseguir esa riqueza, esa abundancia, y por lo tanto, aun siendo excelentes películas se quedan a medio camino en cuanto a ese “traslado” del que hablaba.

Con ejemplos será más fácil. De mi niñez recuerdo que “Los Cañones de Navarone” fue una de esas películas que me marcaron en ese sentido. En las últimas décadas esa sensación se me había quedado olvidada en mis recuerdos hasta que fui a ver “El caballero oscuro”. Fue una experiencia maravillosa volver a terminar de ver una película con aquella sensación de antaño.

Con Origen, Christopher Nolan ha demostrado que “El caballero oscuro” no le salió así por casualidad. Aunque seguro que lo había oído o leído, mientras veía Origen no tenía presente que se trataba de otra película de Christopher Nolan, y, a pesar de las diferencias de género y de contenidos, volvió a mí aquella sensación y tuve que caer en la cuenta de que efectivamente, era otra obra suya.

Nolan es capaz de sumergir al espectador en un mundo propio, ya sea con la enésima versión de un superhéroe o con una original historia sobre sueños. Y es que, como decía, no se trata del contenido, sino del modo de contarlo. Con su arte, Nolan ha demostrado estar en otra dimensión con respecto al resto de creadores cinematográficos: sabe lo que el público quiere, y encuentra el modo de dárselo de una manera total, y además inteligente, original y única.

En Origen el espectador está todo el tiempo viendo que suceden cosas, que se desvelan nuevos aspectos, que aparecen nuevas tramas, que se suceden las novedades, las sorpresas, los giros inesperados, y, además, unos espectaculares efectos especiales perfectamente dimensionados al servicio de una experiencia inmersiva, tanto por el relato como visualmente (y sin recurrir al 3D – vale, vale… esta vez no me meto más con eso…).

Bueno, y sobre la historia, hay que decir que también es fascinante en sí misma, sobre el mundo de los sueños – un ámbito al mismo tiempo tan cercano y tan desconocido – y su utilización al servicio de la manipulación y del crimen organizado. El modo en que los protagonistas se introducen en los sueños de sus “sujetos” recuerda ligeramente a Nivel 13 y, cómo no, al mundo de Matrix. De hecho, se podría considerar como un antecedente, una precuela casi, de esta trilogía: al fin y al cabo, si las máquinas de Matrix saben cómo controlar las mentes de los humanos, es porque ese conocimiento ya lo desarrollaron otros humanos primero, como por ejemplo en Origen.

Confiando en que Christopher Nolan mantenga esa capacidad única para crear cine total, puedo decir que estaré esperando su próxima película para volver a vivir una experiencia cinematográfica muy especial.

Noche y Día

Tras ver Noche y Día, sigo sin saber qué tipo de película querían hacer sus creadores. Si nos guiamos por el trailer, lo cual suele ser la mejor manera de hacerse una idea equivocada, parece ser una comedia. En ese caso me alegro de que no alcanzaran su objetivo, ya que me revientan las comedias, tan comunes hoy en día, en que para hacer reír se olvida la diferencia entre comicidad e inverosimilitud, que es lo que hacía temer el trailer. En esta película, no hay, pues, suficientes golpes cómicos de este tipo como para sacarnos de la acción y es posible mantenerse dentro de la trama, que finalmente resulta ser hasta intrigante, con tintes de las clásicas películas de espionaje.

Claro que podría tratarse de una parodia (u “homenaje”) a precisamente esos clásicos de intriga y espionaje, en cuyo caso tampoco habrían conseguido lograr su objetivo, ya que lo que les ha salido es más bien una película de ese género un poco light y floja.

Otra opción es que realmente la idea era hacer una de espías, en cuyo caso el tono ligero y las extensas dosis de acción hacen que no esté, desde luego, a la altura de las grandes producciones de este género.

Ahora bien, siendo cierto que hay muchas y extremas exageraciones en cuanto al número de atacantes, disparos y golpes y a la gravedad de las caídas y colisiones a los que un ser humano puede sobrevivir, éstas se mantienen dentro de cierta coherencia a lo largo de toda la película, y siempre al servicio de una trepidante y espectacular acción que ya en sí misma es merecedora de ser vista (y que da muchas ganas de ver el "making of" - por cierto: se escribe así, con una "f", ¿¿¿¿qué sentido tendría con la palabra "off"????).

Si a eso añadimos las buenas actuaciones de Tom Cruise y Cameron Díaz, él como siempre, y ella especialmente convincente en su papel de compañera involuntaria y ajena a lo que sucede a su alrededor, el balance es positivo, siendo su visionado bastante agradable y entretenido.

sábado, 7 de agosto de 2010

Toy Story 3 - Day & Night

Toy Story 3 no sólo está a la altura de sus dos predecesoras sino que es, en sí misma, una gran película, que demuestra que Pixar no sucumbe a la tentación de confiar el éxito de sus películas únicamente a su magnífica capacidad de creación gráfica y de animación, sino a los contenidos y los guiones.

Es una película entrañable, quizás un poco más para los seguidores de la franquicia que para quien se acerca por primera vez al mundo de estos juguetes con vida propia, pero sólo un poco. Cualquier espectador saldrá encantado de haber pasado un rato agradable y divertido.

Otro punto muy positivo es –y ya siento ser reiterativo en esta cuestión—que en ningún momento tuve la sensación de estar viendo una secuencia creada pensando en la versión 3D. Sin duda alguna, ver la película en 3D tendrá su valor añadido, pero es digno de mención que no hayamos tenido que soportar una sucesión de tomas diseñadas para explotar vacíamente el efecto tridimensional, como ocurriera en tantas otras producciones comentadas aquí.

En cualquier caso, también es de agradecer que la película no se exceda en su aspecto nostálgico, ingrediente del que abusó por ejemplo Rocky Balboa, con respecto a sus anteriores entregas. En Toy Story 3 hay un toque de despedida, pero de una manera más bien acorde con el tópico de que más que un adiós es un hasta siempre. Y quién sabe, igual hasta vuelven,,,

Mención especial merece el corto que precede a la proyección de la película, como nos tienen acostumbrados los de Pixar. En esta ocasión, nos sorprenden con una increíble capacidad de innovar, por si se nos había pasado por la cabeza que ya no había campo en que ser original en el mundo de la animación. “Día y Noche” es un corto que combina de un modo totalmente inesperado la animación plana, de simples siluetas, reminiscente de la célebre “La Línea”, con la ya tradicional imagen de animación con volumen en la que tan expertos son en Pixar. Pero sobre todo, predomina un ingrediente: una idea genial, magistralmente realizada; una estupenda historia, contada con encanto.

sábado, 26 de junio de 2010

The Blind Side

Si es cierto que Sandra Bullock puede permitirse el lujo de ser muy selectiva con las películas que hace, ésta es buena prueba de ello.

The Blind side no es una más de esas películas “basada en hechos reales” con moralina y final feliz. Es toda una lección de humanidad, precisamente sin la repelente pretensión de aleccionar. Es verdad que la protagonista lleva a cabo una buena acción de la que muchos podrían tomar ejemplo, pero es igual de importante en el argumento la “purga” de sus intenciones al hacerlo a lo largo de la película: ella misma duda de la rectitud de sus intenciones, como lo hacen las personas a su alrededor. No sólo ante éstas, sino sobre todo ante sí misma, ha de demostrar que la ayuda que presta al joven chico al que acoge en su casa no está cargada de paternalismo y autocomplacencia. Y es esto lo que hace que esta película sea tan especial, y la espectacular actuación de Sandra Bullock merecedora de un Oscar.

Cinematográficamente es imprescindible destacar el uso de las caras de los personajes para expresar sus sentimientos y estados de ánimo sin mediar palabra. Y digo caras y no las expresiones faciales, ya que es admirable cómo sin apenas hacer muecas ni grandes gestos (como haría por ejemplo Jim Carrey), en cada momento unas excelentes tomas de las caras en primer plano situadas estratégicamente son las encargadas de transmitir las sensaciones de la historia con un realismo estremecedor.

Es éste un realismo que demuestra cómo una vez más, para ser verosímil no es necesario recurrir a la fácil solución de los cineastas vacíos de ideas que consiste en mostrar imágenes y secuencias cada cual más cruda o salvaje, en una escalada de violencia cutre y desgarradora (me vienen a la cabeza pasillos mugrientos con personas drogadas recorridos cámara al hombro). Se puede usar lenguaje cinematográfico del bueno para contar de modo verosímil y fiel a la realidad y The Blind Side es un excelente ejemplo.

No en vano las personas reales en cuyas vidas está basada la historia no sólo han aprobado la versión cinematográfica sino que se han prestado para un extenso pase de fotografías al final de la película.

Por cierto: sí, aunque no lo crean, también los republicanos pueden ser buenos.

sábado, 12 de junio de 2010

Príncipe de Persia - firma invitada: Cristina Hansen

Nadie mejor que una empedernida jugadora del juego original para comentar su adpatación al cine. Con ustedes, Cristina Hansen:

El príncipe de Persia y las arenas del tiempo

Todavía recuerdo aquellos ordenadores (386, con pantalla en naranja y negro) en los que jugaba al “Príncipe de Persia”. Era un juego de niveles, y en cada uno de ellos un machanguito (el príncipe) tenía que correr, saltar y esquivar trampas, sierras, y cuchillos para llegar al siguiente. Al final de todos los niveles estaba la princesa por la que había que luchar. Este juego, imperecedero con sus sucesivas versiones, es el que acaba de ser llevado a la gran pantalla, producido por Jerry Bruckheimer (Piratas del Caribe, La Búsqueda). Así que fui al cine intrigada por cómo han podido plasmar un videojuego en una película, y por volver a ver a mi héroe de juego de ordenador en la gran pantalla.

Aunque no podamos decir que es una gran película, sí que es una buena película de aventuras. Es más: entre el argumento y la acción se consigue recrear muy fielmente la sensación del juego. Me explico. Ya desde las primeras escenas tenemos al príncipe corriendo, saltando entre casas, caminando sobre maderas que sobresalen. A veces le da la sensación a uno de tener que apretar espacio más flecha para que logre saltar lo inimaginable. Estas hazañas del juego se repiten a lo largo de la película.

No sólo eso, la propiedad de la daga de volver atrás en el tiempo recrea estupendamente la posibilidad de repetir la jugada de cualquier juego de ordenador (pierdes una vida y vuelta a empezar, con la experiencia ganada del anterior intento: es exactamente lo que le ocurre al protagonista en la película), con un sorprendente final que descansa precisamente sobre esta sensación de volver a jugar el juego para llegar al final deseado.

Bajo mi modesto punto de vista, habiendo jugado bastante poco a juegos de ordenador, me parece una magnífica adaptación de las sensaciones de jugar convertidas en una película de acción, igual que el Hulk de Ang Lee supuso, al margen de la calidad de la película, una fantástica manera de adpatar al cine la sensación de estar viendo un cómic.

Si te gustó jugar al Príncipe de Persia, esta es tu película.

sábado, 29 de mayo de 2010

EL ESCRITOR (The Ghost Writer)

El Escritor es una película de intriga, en el contexto de los servicios secretos americanos y su influencia en la política de otros países. Este tipo de películas se caracterizan por los infiltrados, los dobles agentes, los espías y el lema de que “nada es lo que parece”. Sin embargo la trama de El Escritor es bastante lineal, y todo acaba siendo lo que parecía ser. Distintos espectadores se percatarán de la clave de a película –de quién es el personaje decisivo—antes o después, pero a partir de ese momento la intriga emana de otra fuente: ¿cuándo acabará metiendo la pata el protagonista, cuándo le llevará su propia ineptitud a manos de los que le quieren muerto?

Durante toda la trama el protagonista aparece involuntariamente atrapado en el descubrimiento de los trapos sucios del personaje al que le está escribiendo su “autobiografía”. Está claro que el guión pretendía hacer énfasis en que él se vio envuelto en todo el asunto sin buscarlo y sin tener madera de periodista de investigación, pero en mi opinión fue demasiado lejos en su impericia y falta de la más básica precaución, que, sin llegar ni pretender ser cómica, acaba siendo totalmente irreal e inverosímil: en varias ocasiones se mete directamente en la boca del lobo por pura temeridad o ingenuidad, y lo lógico habría sido que en todas ellas hubiera acabado muerto o en manos de los conspiradores. El que no sea así es otra vuelta de tuerca más en la dirección de la inverosimilitud. Es decir, un clavo saca a otro.

Ahora bien, dado ese, en mi opinión equivocado, cariz del guión en cuanto al protagonista, hay que alabar la actuación de Ewan McGregor, que efectivamente consigue transmitir a la perfección lo que se le pedía y despertar las ganas de darle una colleja para que espabile o se vaya a casa y deje el asunto para un profesional.

Una nota sobre la versión española de los diálogos: parece que se ha introducido en la traducción de los guiones una excesiva tendencia de interpretar como “tú” el “you” del inglés, lo cual es especialmente llamativo en esta película. En la vida real personajes que no se conocen entre sí y al mismo tiempo son de reconocido prestigio no pasan del “usted” a tutearse a partir de la segunda frase sin más. El que lo hagan en El Escritor es otro brochazo de inverosimilitud que además hace caer al espectador en el hecho de que se trata de una traducción, lo cual inevitablemente le saca de la película, algo que hay que evitar a toda costa en el cine.

sábado, 22 de mayo de 2010

Robin Hood

Robin Hood es una más de tantas películas con que algunas productoras están intentando rentabilizar el tirón de personajes que en la historia del cine han demostrado acarrear grandes éxitos de taquilla. Dentro de esta tendencia están los que deciden continuar las sagas comenzadas años atrás, como Superman Returns, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, …; y los que deciden explorar los orígenes de las leyendas, como Batman Begins, El Exorcista: el comienzo, o esta versión de Robin Hood de Ridley Scott. El problema de este último tipo de precuelas es que muchas veces se intenta explicarlo todo, incluyendo lo inexplicable, o lo que habría quedado mejor sin explicar.

En Robin Hood, Ridley Scott cae en esta última tentación y enmarca el afán justiciero de Robin de los Bosques en la lucha de los señores del Reino Unido por resistirse a la opresión de su rey, en la que el padre de Robin Hood había desempeñado un papel importante, muriendo cuando éste era aún muy pequeño. El hijo no recordaba lo ocurrido, pero retoma la lucha de su padre a través de una serie de casualidades que le llevan a conocer a uno de los que lo presenciaron, quien le cuenta sus orígenes revolucionarios.

Pero son demasiadas casualidades para la credibilidad de un guión y, en su empeño por explicarlo todo, el resultado, además de ser muy forzado, incurre en incoherencia con las demás versiones de Robin Hood, en las que el Rey Ricardo Corazón de León está vivo, mientras que en ésta se parte del presupuesto de que muere en el camino de regreso de las cruzadas.

Adolece, además, de cierta incoherencia de estilo, ya que por un lado parece querer engarzar el relato en un marco histórico verosímil mientras que por otro narra hechos muy poco creíbles para la época en que suceden, como la participación de una mujer disfrazada de caballero al mando de un grupo de adolescentes asilvestrados en una batalla que cambió el rumbo de la historia de dos potencias como Francia e Inglaterra.

Al margen de estas cuestiones, la película acaba siendo una película de época y de acción más, entretenida, pero que no quedará en el recuerdo más que como un intento fallido de ser la versión cinematográfica definitiva de una leyenda.

Furia de Titanes - Tenerife en la Gran Pantalla

La verdad es que antes de que se diera a conocer esta nueva versión de Furia de Titanes este tipo de películas no había resultado para mí especialmente interesante, y ni siquiera había visto la versión antigua. Lo comento porque esto significa que me acerqué a verla sin ningún condicionamiento previo, sin ninguna expectativa más allá de la que nos transmitió la promoción publicitaria.

Vista de este modo, la experiencia fue positiva y entretenida, con un buen equilibrio de aventura, acción, argumento y efectos visuales. Las actuaciones estaban a la altura y la música acompañó sin desmerecer. Todo ello hace de Furia de Titanes una película que bien merece la pena ir a ver al cine teniendo en cuenta los precios a los que están las entradas, aunque no será la más recordada de la temporada para la mayoría, simplemente una más.

Digo para la mayoría, porque para los que vivimos en Tenerife ver esta película tiene un aliciente especial, el de ver paisajes y recovecos bien conocidos para nosotros convertidos en escenarios naturales para la ciudad Argos, o los alrededores de ámbitos mitológicos como el Monte Olimpo o el reino de Hades. La próxima vez que nos paseemos por las Cañadas del Teide miraremos por el rabillo del ojo por si acecha un escorpión gigante entre las rocas volcánicas…

También hay que hacer una salvedad en el sentido contrario: para los conocedores y puristas de la historia de la mitología griega debe de ser un suplicio el visionado de esta película. No lo digo por conocimiento propio, sino porque sé de alguno que ni siquiera aguantó hasta el final y salió del cine despavorido a mitad de la misma.
En cuanto a coherencia del argumento yo sólo tengo una incógnita, que quizás algún lector pueda despejar: si Io, convertida en una especie de ángel de la guarda de Perseo, era inmortal, ¿por qué muere en el ataque del rey Acrisio, , fichado bajo el nombre de Calibos como aliado por Hades?

sábado, 1 de mayo de 2010

Más Allá del Tiempo (La Mujer del Viajero en el Tiempo)

Es difícil valorar una película basada en una novela que uno considera una de sus favoritas. Por un lado, porque sencillamente es difícil no caer en la tentación de comparar la novela con la película, lo cual siempre lleva a conclusiones injustas si no se tiene en cuenta la “traducción” de un lenguaje a otro –del literario al cinematográfico. Comprender esa traducción, también llamada adaptación, requiere conocer los dos lenguajes, y sin embargo habitualmente lo hacemos sólo desde el conocimiento del de la novela. De ahí emanan las manidas objeciones de que “eso no sale en la novela” o “en la novela eso no sucedía así”...

Más Allá del Tiempo es un claro ejemplo de adaptación que podría ser objeto de este tipo de críticas. Y sin embargo lo que hay que valorar es si ha sabido transmitir las mismas sensaciones, los mismos estímulos interiores en el espectador que el texto en el lector. Para ello el director puede introducir cambios, muy drásticos a veces, pero justificados si están al servicio de ese fin. En este sentido he de decir que hay momentos de la película que efectivamente consiguen evocar las mismas sensaciones que el libro. Las escenas del prado donde una y otra vez se encuentran los protagonistas son exactamente como me las imaginaba al leer la novela.

Sin embargo, globalmente creo que la pelíucla no consigue fascinar como la novela. Es difícil saber en qué medida influye que el factor sorpresa sobre el original argumento de la historia no puede repetirse si ya has leído el libro. Pero creo incluso para quien va a ver la película sin conocer la novela, a pesar de contar con ese factor sorpresa, el resultado final es bastante plano. Quizás en su afán de dejar muy claro lo que indudablemente era muy difícil de explicar, el director haya ido demasiado lejos, compartimentalizando la historia en capítulos casi independientes, resolviendo una sub-trama antes de plantear la siguiente Así, la realidad de los viajes en el tiempo, la relación con la chica, la relación con los padres, la cuestión de los hijos, la cuestión de su propia muerte, se tratan de manera sucesiva y no entrelazada, dándole a la película una sensación de inversimilitud que no emana del aspecto fantástico, sino de que la vida real no funciona en compartimentos estancos.

Para explicar la parte complicada del argumento le bastaban al director sus magistrales primeros minutos, en los que en poco tiempo lo dejó todo muy claro. Consiguió de manera eficacísima y en pocas secuencias poner a todos los espectadores en situación, evitando confusiones y malentendidos posteriores que podrían sacarlos de la película. Pero a partir de ahí sigue primando su afan “explicativo”, haciendo que la película cojee en intensidad emocional a pesar del potencial que tenía para ello, probablemente dejando indiferentes a la mayoría.

En cualquier caso, la hayan visto o no, lo que les recomiendo encarecidamente es leer la novela de Audrey Niffenegger, “La Mujer del Viajero en el Tiempo”.

sábado, 17 de abril de 2010

QUERIDO JOHN - Oda al AMOR de Lasse Hallström

Comentaba antes de entrar en el cine que alguna vez se podría dar la circunstancia de que Lasse Hallström dececpcionara, y que quizás sería una película romántica como ésta donde podría tropezar. Nada más contrario a la realidad. Toque el tema que toque, Lasse Halström es el rey Midas del cine.

Nadie como él es capaz de convertir en cine situaciones tan reales como la vida misma sin que el resultado sea aburrido, sino todo lo contrario. Pura poesía en una pantalla. Ya lo hizo con la sencilla relación de un hombre con su perro en Hatchiko, comentada también en este blog.

Es la especialidad de Halström la capacidad para introducir todos los matices, aspectos, enfoques y salvedades que en la vida misma hacen que cualquier situación no sea tan simple y maniquea como queremos ceer. En el cine de Halström no hay buenos ni malos, sino personas que sufren, aprenden, superan dificultades o sucumben a ellas en situaciones tan reales como la vida real. Y gracias a esto, no podía haber nadie mejor que este director para hacer una verdadera oda al amor, al amor real que todos podemos sentir y tenemos a nuestro alcance, lleno de imperfecciones, limitaciones y retos por superar. Y, paradójicamente, precisamente por ello ha resultado ser un homenaje al AMOR con mayúsculas, porque es un amor posible y heróico, que saca lo mejor de las personas tras haber pasado por el tamiz de sus debilidades.

QUIEN QUIERA VER LA PELÍCULA SIN PERDER EL FACTOR SOPRESA, QUE NO SIGA LEYENDO.

Esto viene genialmente expresado con la carta que lee el hijo al principio y que parece estar escrita para su amada y que, casi al final vemos que estaba dirigida a su padre, un espectacular Richard Jenkins. Tras haber construido con todo su despliegue de medios lo que pasados dos tercios de la cinta parecía que iba a ser una historia románica más, con trasfondo del 11S y las guerras de irak y afganistán incluidos, todo ello se derrumba con la re-lectura de la mencionada carta y colocación en primer plano del amor entre John y su padre. Luego aparecen otros "amores", otras facetas del único amor, habría que decir, como el amor al prójimo en la igualmente realista y desgarradora decisión de John de no entrar en el juego de recuperar a Savanah ya casada con su viejo amigo Tim, a pesar de saber que ella estaba por la labor. Es el amor convertido en respeto por el otro y en el reconocimiento de haber perdido la oportunidad cuando la tuvo, no queriendo desandar lo andado a costa del dolor de terceras personas.

Sólo en una fría disección quasi-científica de la realidad cabe separar el amor romántico del amor filial o de otras de sus manifestaciones. En Querido John queda patente que amamos con el mismo corazón, que somos la misma persona cuando amamos a nuestra pareja, queremos a nuestros padres o sentimos una genuina compasión por personas deficientes o enfermas. Vemos, sentimos, lo doloroso que puede llegar a ser el ver que pasa el tiempo y uno no llega culminar todos sus amores, el verse incapaz de abarcar a todos a causa de las propias limitaciones y lo triste que puede ser darse cuenta de no llegar a tiempo. John casi llega tarde para su padre, perdió a Savanah, pero finalmente se redime respetando su matrimonio con un enfermo Tim y ganando además tiempo de vida para quien había ocupado su lugar junto a su amada, a través de una donacón anónima para su costoso tratamiento.

Lasse Halström es insuperable a la hora de utilizar todos los recursos posibles –todos—para crear un mensaje y transmitir sensaciones y sentimientos. En esta película son fundamentales las palabras. Pero Halström hace poesía con otros elementos también, como los entornos y elementos naturales. Es capaz de conmover con el simple seguimiento del recorrido de una carta desde el remitente hasta las manos del destinatario. Es capaz de conseguir que John, el protagonista (un desconocido y magnífico Channing Tatum), tenga casi siempre un mínimo de expresividad, para fugazmente mostrarle contento entre sus compañeros del ejército, el único entorno en que estaba alejado de sus seres queridos, en otro magistral contraste que expresa cómo el amor es exigente y trae consigo responsabilidades de las que se puede querer huir o refugiar.

Extraordinaria está también Amanda Seyfried (conocida por ¡Mamma Mia!), llena de expresividad contenida y encanto innato, ideal para el papel y el estilo de este director.

Ejemplo del lenguaje cinematográfico convertido en poesía por Hallström son también las secuencias de John en el agua, haciendo surf entre las olas o hundiéndose bajo ellas, según su estado de ánimo, pero siempre mostrando claramente que es en la soledad y aislamiento donde se encuentra consigo mismo, alejado una vez más, de las demandas del amor que en tierra firme le desgarran por dentro.

Quizás sea un ejemplo anecdótico, pero no puedo dejar de mencionar la brevísima secuencia en que, en el momento de más dramatismo emocional, John aporrea de rabia el volante del coche que conduce y se produce el efecto indeseado de que se pone en marcha en limpiaparabrisas. Como la vida misma, seña de identidad del cine de Hallström.

Así pues, ¿Quién sino iba a ser capaz de lograr una obra maestra a la hora de hacer una película sobre el amor? Vista “Querido John” es difícil comprender que para contestar a esta pregunta se pueda dudar ni siquiera una fracción de segundo en pronunciar el nombre de este director. Quién sino.

sábado, 10 de abril de 2010

Cómo entrenar a tu dragón

Ir a ver esta película ha sido una de esas ocasiones en las que uno va sin muchas expectativas y sale encantado. Sería difícil destacar un motivo por el cual la experiencia es tan satisfactoria, quizás se podría definir por las tentaciones en que no han caído sus creadores. No han caído, por ejemplo, en la tentación de confiar en la fama del libro en el que se basa, y en cambio se han preocupado por un buen guión, fundamento de cualquier buen producto. No han caído tampoco en el efectismo y no se han entretenido en excesivas escenas pensadas en regodearse en el 3D (véase la “Nota sobre el 3D” más abajo). Tampoco han caído en la fácil tentación del exceso de comicidad o de bromas fáciles. Las que hay son las justas y no le restan credibilidad al argumento de aventuras. También tenían en bandeja caer en una exageración de la “moraleja” de que la guerra se fundamenta en el desconocimiento del supuesto enemigo o de que los problemas se solucionan poniéndose en el lugar del otro. Precisamente porque no enarbolan ese mensaje con aires de superioridad moral, como sucede en tantas otras películas, él propio mensaje cala mucho más, casi sin que uno se dé cuenta, con lo importante que es para los niños que la van a ver.

No puedo dejar de mencionar, una vez más, lo importante que es una buena música para conseguir un producto redondo. La banda sonora de John Powell consigue expresar en sus temas toda la carga épica, sentimental y aventurera del guión, incluido el efecto envolvente que se pretende con la tecnología 3D.

Es este, por cierto, un caso más de duplicidad de ideas: ya está siendo anunciada una película de planteamiento casi idéntico: Cazadores de dragones. En casos como estos nunca es fácil saber quién copió a quien, ya que es muy frecuente que el “copión” se esfuerce en salir al mercado un poco antes y aprovechar así la ventaja de que la suya sea la primera. Lo que está claro es que será difícil superar una película tan redonda como “Cómo entrenar a tu dragón”.

Nota sobre el 3D y lo que cuesta ir al cine

La verdad es que me alegro de haber esperado a esta ocasión para ver una película en 3D, cuando ya ha pasado (un poco) la histeria inicial. Hay que reconocer que la tecnología está mejor conseguida que en anteriores intentos, pero sigo afirmando que no aporta mucho. Eso lo digo a pesar de que “Cómo entrenar a tu dragón” se prestaba mucho a aprovechar las ventajas del efecto estereoscópico. Aún así, sólo me pareció una experiencia especial en secuencias muy puntuales, y no precisamente las de vuelos en picado. Es una curiosidad que a mi entender no justifica el incremento del 50% en el precio de la entrada. Si lo introdujeran al mismo precio que las demás películas quizás se consagraría, pero de esta manera, una vez vista la novedad, el público va a seguir optando por la versión tradicional, y si es el día del espectador, mejor. Tampoco justificará los altos precios que seguramente tendrán los equipos que ya han anunciado que se venderán para ver cine en 3D también en casa.

En cuanto al precio de la entrada hay que decir que los cines nos la han vuelto a meter doblada, eso sí paulatinamente. Tras haber tenido que rectificar hace unos cuatro o cinco años, lo han vuelto a intentar yen poco más de un año, lo que era el precio más caro,entre 5,50 o 6,00€, ha llegado a ser el mínimo posible con el máximo descuento que uno puede conseguir, siendo menor de 12 años por ejemplo. Esto se disfraza con numerosas promociones, pero ir al cine se ha vuelto demasiado caro para que estos precios se sostengan. Luego se quejan de que no va nadie. En Estados Unidos hay salas donde ir a ver películas por un dólar. No son los estrenos, pero a la segunda o tercera semana en cartelera, todas las películas se pueden ver a ese precio. Esa es la diferencia entre un país que se vuelca con la industria cinematográfica y otros en los que el cine es incapaz de sobrevivir sin ayudas y subvenciones.

sábado, 20 de marzo de 2010

BROTHERS

Hay muchas maneras de hacer bien una película. Para quienes el estilo de Nick Cassavetes en La decisión de Anne era demasiado lacrimógeno, haciendo demasiado hincapié en los sentimientos que despierta en los protagonistas y el público la problemática tratada, está la alternativa fría e hiperrealista e igualmente magistral que Jim Sheridan (The Boxer, En el nombre del Padre, Mi pie izquierdo) despliega en Brothers.

Marines que son personas muy corrientes (el protagonista interpretado por Tobey Maguire y su compañero interpretado por Patrick Flueger), una familia que, como todas, tiene sus heridas mal cerradas, una casa con el desorden normal de estar habitada, y una esposa (Natalie Portman) que ante la muerte de su marido no se deshace en lágrimas, sino que tiene dificultades en sentir lo que se espera en tal situación, son ejemplos de cómo Jim Sheridan cuida la verosimilitud en sus planteamientos.

Por ello el resultado es una cinta que a primera vista parece demasiado fría, como el invierno en que se sitúa y la nieve que rodea a los protagonistas durante ese invierno real y figurado en que transcurre la trama. Esto último es un claro ejemplo, por cierto, de cómo es importante la concurrencia de la profesionalidad de todos los implicados en una película para que el resultado sea “redondo”: el responsable de la ambientación “meteorológica” no eligió por casualidad esa estación del año, ni que sea precisamente en la escena final cuando empieza a derretirse el hielo y la nieve...(y hasta aquí puedo leer).

El caso es que, como decía, el resultado puede parecer demasiado frío. Pero como en una buena película de terror, es precisamente la cercanía de la posibilidad de vivir lo que se está viendo lo que empieza a estremecer al espectador: son sin duda situaciones extremas las que se relatan, pero las acciones y reacciones de los personajes son tan “normales” que aterra pensar que podríamos ser nosotros los que así actuaríamos. Para ello el director ha tenido que contar con unos actores conscientes en todo momento de este planteamiento hiperrealista, contribuyendo con unas magistrales actuaciones contenidas, que no por ello menos intensas. Todos ellos despliegan una espectacular sinergia con el director: Tobey Maguire, a quien es realmente difícil no ver como el Peter Parker de Spiderman, una Natalie Portman que va madurando y está notable como madre y esposa en un papel antes poco habitual para ella, un magistral Jake Gyllenhaal, cuyo papel y por tanto su actuación es fundamental para el éxito del producto...y sobre todo, una impresionante y apabullante actuación de la pequeña Bailee Madison (antes vista en un papel secundario de Un puente hacia Therabitia), en línea con la interpretación contenida y a la vez intensa de sus compañeros de reparto, con una naturalidad perfectamente controlada, que realmente hace pensar que su personaje era una niña a la que le estaba sucediendo lo que acontecía en la película.

Por cierto, Brothers es una exploración de las nefastas consecuencias de la guerra en las vidas de quienes van a combatir y sus familias, que no cae en el cansino tópico de la ideologización del mensaje ni en el facilón y manido “no a la guerra”. La vida real es más compleja que todo eso: para comprobarlo, nada mejor que ir a ver esta película.

jueves, 11 de marzo de 2010

TRON LEGACY

Esto promete...¡pena que haya que esperar hasta final de año!


sábado, 6 de marzo de 2010

TIANA Y EL SAPO - el (tímido) retorno del Disney "clásico"

Tiana y el Sapo se ha anunciado como el regreso de Disney a la animación tradicional tras el paréntesis que se tomaron desde 2004 estos estudios para producir productos proyectables en 3D con la emergente tecnología que tanto se está promocionando (Chicken Little, Descubriendo a los Robinsons, Bolt) y el regular éxito que tuvieron sus últimas producciones “clásicas” como Hermano Oso (2003) y Zafarrancho en el Rancho (2004).

Realmente, su último verdadero éxito al estilo “clásico” fue Lilo y Stitch (2002), para algunos incluso hay que remontarse a Tarzán (1999) para poder etiquetar una producción de Disney como un éxito de estilo “clásico”. Lo que está claro es que aún hoy Disney vive de la reputación y fama que se ganó con aquellas memorables películas de animación de las que Pocahontas, el Jorobado de Notre Dame o el Rey León son sus últimos exponentes que están a la altura de aquellos Blancanieves, Bambi, Dumbo…

¿Han conseguido con Tiana y el Sapo volver a aquel estilo que tanto deseábamos volver a ver en las pantallas? Considero que en parte sí, aunque si quieren volver a aquella senda –y espero que quieran y lo hagan—aún les queda un buen trecho que recorrer. Hay tramos de la película que son capaces de devolvernos a aquella magia, pero otros quedan bastante lejos de ella. Me refiero concretamente a casi todas las secuencias en que aparece el Señor de las Sombras y su mundo irreal, ajeno, en estética y contenidos, al ambiente grato y entrañable del resto de la película.

En especial, la secuencia musical en la que él se presenta al príncipe y su ayudante fueron suficientes para estropear la sensación de estar presenciando una historia que apela al corazón, sustituyendo esa sensación por la de una superficialidad y frivolidad que no encaja con el resto. Sobran esas secuencias que se desarrollan en un entorno fantástico y totalmente inconexo con el de la historia, ya que quiebran la coherencia interna del producto final.

La segunda mitad de la película ya no adolece tanto de estos excesos histriónicos y se centra más en la historia de Tiana y el Sapo propiamente dicha, consiguiendo, ahora sí, evocar aquellas historias con que todos identificamos a la Disney.

Me quedo por ello con la sensación positiva de que si lo siguen intentando y no abandonan la recuperación de esta línea de producciones “clásicas”, muy pronto podríamos ver en la pantalla de manos de la factoría Disney películas tan memorables como El Libro de la Selva o Peter Pan, demostrándose una vez más que la clave está en las historias que se cuentan y no tanto en los elementos efectistas, que solo logran un éxito efímero que quedará eclipsado tan pronto haya otro que consiga el “más difícil todavía”. Lo que queda en la memoria de las personas y a través de ellas en la memoria colectiva son los buenos guiones que nos hicieron reír, llorar, sufrir y disfrutar como niños. En ese sentido, Tiana y el Sapo apunta en la buena dirección.

sábado, 27 de febrero de 2010

THE LOVELY BONES

The Lovely Bones no es una novela que haga pensar en una película. Lo reconoce Peter Jackson, aunque ello no le impidió aceptar el reto y ponerse manos a la obra. Y su manera de hacerlo hace honor al lema de Avatar (comentada también en este blog) mucho mejor que ésta: Entra en un mundo nuevo. Y es que para ver The Lovely Bones hay que estar preparado para adentrarse en un universo con el que se intenta mostrar lo inimaginable, el mundo de los sentimientos de una persona que acaba de morir y se resiste, al igual que los que quedaron atrás, a pasar página.

Tanto la protagonista, una niña asesinada por un psicópata, como sus padres y hermana, se empeñan en mirar atrás y, cada uno desde su posición, pretenden mantener la herida abierta. Y aunque parece que sus esfuerzos tienen sentido en cuanto a dar con el asesino y conseguir justicia, lo que la película deja claro es que no resignarse y quedarse en el lamento, por muy orientado que esté hacia buscar al culpable, es fuente de una parálisis que se evidencia en el lento ritmo de la acción. Parálisis que a la familia no le deja seguir viviendo y que a la niña muerta no le deja completar su entrada en el cielo.

Normalmente soy poco favorable a películas lentas, pero por una vez he de reconocer que en este caso, la lentitud forma parte de la historia. Además en este caso lentitud no es sinónimo de monotonía, sino todo lo contrario: las largas secuencias que con gran belleza y fantasía expresan los sentimientos de la niña atrapada en la antesala del cielo constituyen un magnífico despliegue de imaginación y hasta de poesía en imágenes que no llegan a cansar.

Yo lo resumiría en una frase: hace falta mucho más que un minuto para expresar lo que ocurre en el interior de una persona durante un minuto – tanta es la riqueza del mundo de los sentimientos.

Exceptuando a Stanley Tucci en el papel del psicópata (justamente nominado al Oscar por él), creo que las actuaciones podrían haber sido más expresivas. Tenemos en el elenco de la película nada menos que a Rachel Weisz, reaparecida tras Ágora (véase comentario al comienzo de este blog, es decir, abajo), Mark Wahlberg y Susan Sarandon, a quienes no daría más que un aprobado raspado. Pero no por ello queda eclipsada la poderosa historia y la expresividad visual conseguida por Peter Jackson.

Creo que Peter Jackson ilustra con una película lo que declaraba en una reciente entrevista: el futuro del cine no está en el 3D, y cuando se acabe la sorpresa de los efectos, habrá que volver a buscar buenas historias. The Lovely Bones es un buen ejemplo de ello.

sábado, 23 de enero de 2010

LA DECISIÓN DE ANNE (MY SISTER'S KEEPER)

La decisión de Anne es una de esas joyas poco publicitadas que si nadie lo remedia acabarán injustamente siendo emitidas un domingo por la tarde por la televisión como si de un telefilme más se tratara. Hace poco tuvimos el ejemplo de “Madre en apuros”, protagonizada por una magnífica Uma Thurman. La decisión de Anne es una obra maestra de esas que sólo se encuentra uno en la gran pantalla una vez cada varios años.

La decisión de Anne es una película magistral desde cualquier punto de vista, en la que Cameron Díaz y Abigail Breslin interpretan a la madre y hermana, respectivamente, de una niña en las fases finales de su lucha contra la leucemia. Cameron Díaz nos regala con una extraordinaria actuación que confirma, quizás un poco tarde en su carrera, que dentro de esa fachada de rubia guapa había una gran actriz. Ya lo había dejado intuir en “The Holiday”. Y para Abigail Breslin el papel protagonista de esta película la consagra como una magnífica actriz adolescente con la capacidad de interpretar personajes inmersos en profundos dramas, lo cual es con seguridad el punto de partida de una carrera de gran éxito, si sabe seguir eligiendo sus papeles. Recordémosla en “Sin reservas”. No se puede tampoco dejar de lado la impresionante actuación de Sofia Vassilieva como la niña enferma y los demás miembros del reparto, que incluye a Evan Ellingson (el hijo de Horatio en CSI Miami) y un breve papel para Emily Deschanel (La Dra. Brennan, también conocida como “Huesos”).

Pero las actuaciones no son lo único que hacen de esta película la obra maestra de que hablaba. Como siempre, una buena película es el resultado de la contribución de la excelencia en todos sus aspectos, y es esto lo que sucede con La decisión de Anne. Partiendo de un magnífico guión adaptado y de una dirección que roza la perfección, se obtiene una película que, a pesar de la temática, es todo un despliegue de arte y técnica cinematográfica sin necesidad de recurrir a efectos 3D ni a extravagantes experimentos.

Es una historia que desde el principio hasta el final exhibe un ritmo perfectamente mantenido gracias a que en los momentos más inesperados, cuando ya parece que la historia está completamente planteada y sólo cabe esperar el desenlace, aparece un nuevo ingrediente, un nuevo elemento argumental que abre nuevas expectativas e interrogantes. Estos ingredientes tan hábilmente dosificados por el director no son en absoluto añadidos postizos, sino elementos íntimamente relacionados con la poliédrica realidad de la concepción de niños con el fin de que sean repositorios de órganos para familiares enfermos. Así, los autores demuestran que en esta controvertida cuestión, como en tantas otras, las cosas no son ni tan simples ni tan claras como se podría desprender de tantos debates superficiales que suscita, y a lo largo de la película van apareciendo los puntos de vista de la madre que se ha obsesionado con salvar a su hija enferma, de la hija-repositorio, del padre que soporta y deja hacer, del hermano que en esta complicada situación no recibe la atención que debería, de los médicos que intentan hacer todo lo posible, la del sistema legal y cómo no, la de la propia niña leucémica que ve que por su causa su familia está desquiciada y sufre más por eso que por su enfermedad.

Para que todos estos elementos aparezcan uniformemente distribuidos, el director utiliza con maestría el recurso del flash-back. En un primer momento el espectador empeñado en tener controlada la sucesión temporal de los acontecimientos puede verse un poco desorientado, pero no tardará en percatarse de que lo importante de los flash-backs no es su ubicación en el tiempo, sino su aportación argumental a la historia, que como si fuera un canon, se va enriqueciendo escalonadamente con una amplia riqueza de ángulos sobre la problemática.

De esta manera, se abordan temas polémicos como la ingeniería genética para la donación de órganos, los cuidados paliativos, el derecho a una muerte digna, la cohesión familiar, sin abundar en manidos argumentos a favor o en contra, sino mostrando el efecto que determinadas decisiones en estos ámbitos tienen sobre las personas implicadas. Estas personas son mujeres, hombres y niños reales, con sentimientos encontrados, ni buenos ni malos del todo pero siempre bienintencionados, personas que sufren, aman y viven de la mejor manera que saben ante una situación extrema. La realidad es así, sin bandos, ni buenos ni malos, y de hecho hay un momento en la película en que el padre de la niña, ante el reproche de su esposa de no estar de su lado, responde diciendo “¿Es que ahora hay lados? En esto no hay lados…” Todo un resumen del planteamiento de la película.

La decisión de Anne lo tiene todo. Incluida una de las más bonitas historias de amor que se han visto en el cine, rematada por la declaración de amor más extrema y por ello bonita que recuerdo en una película: la de un compañero de hospital de la niña enferma, él mismo afectado por leucemia, con la que ella mantiene una intensa y breve relación amorosa hasta el punto que él es capaz de afirmar que “Me alegro de estar enfermo porque si no, no te habría conocido.”

Tiene momentos cómicos tan bien entrelazados con el dramatismo que uno no sabe si llora de alegría o de pena en una sublime mezcla de sentimientos que el director logra provocar por medio de sencillas escenas casi cotidianas dentro de la grave situación que viven. Es una oda al amor en todas sus vertientes –maternal, filial, romántico, fraternal, de compasión—tan real que, como la vida misma, nos hace sonreír mientras aún caen lágrimas por nuestras mejillas.

Y consiguiendo el más difícil todavía, esta película tiene incluso un elemento de intriga hábilmente sostenido a lo largo de la película, a través de aparentemente ininteligibles secuencias del hermano deambulando por la calle y que al final encuentra su explicación en un sorprendente giro argumental que corona el magnífico guión.

Es tanta la riqueza de esta película que cada secuencia, cada toma, adquiere y expresa una profundidad de significado insospechada que se podría analizar extensamente por separado. No le sobra ni le falta ningún fotograma e incluso la fotografía, utilizada de manera sobria pero con una eficacia ejemplar añade toda una dimensión poética contribuyendo a hacer un producto redondo.

En conclusión, es una película que me temo que va a pasar por los cines y los expositores de DVDs con una falta de notoriedad totalmente injustificada. En realidad es una película que no hay que perderse. No digan que no les había avisado.

Nota: sólo un comentario más para expresar mi total disconformidad con la ligereza con que los distribuidores para España se toman la traducción de los títulos. Una vez más parece que el título en español se lo han dado en base a la lectura de una sinopsis y no de un visionado de la película completa. En este caso, como en tantos otros, el título en español no sólo no le hace justicia a la intención de los autores de la película, sino que desvirtúa las expectativas del público. Con lo fácil que habría sido tomar el título de la novela en español (“La decisión más difícil”) o traducir el título de una manera que conservara la ambigüedad de “My sister’s keeper”, como por ejemplo “¿Quién cuida de mi hermana?” (Y hasta aquí puedo leer…).

LLUVIA DE ALBÓNDIGAS

Ver Lluvia de albóndigas es una experiencia absolutamente satisfactoria debido sobre todo a la falta de pretensiones por parte de sus creadores. Una falta de pretensiones que hace que el resultado se aleje de ser un "quiero y no puedo" y los espectadores no se creen falsas expectativas.

Descansa sobre una idea muy original y la desarrolla de manera sencilla pero eficaz, en términos de entretener y arrancar alguna sonrisa que otra. Es una película para toda la familia, ya que el hecho de que llueva comida del cielo es fuente de hilaridad para cualquier niño, y al mismo tiempo las múltiples bromas que sólo entenderán los padres hará que éstos también salgan satisfechos de la sala de cine.

Es, además, un gran homenaje a los numerosos escolares que, tildados de empollones, han de sufrir las burlas de sus compañeros. Es un homenaje a la ciencia que estos escolares admiran haciendo que por una vez los héroes de los protagonistas sean los científicos famosos de toda la historia. No se pierdan la habitación del protagonista cuando era pequeño.

domingo, 10 de enero de 2010

CUENTO DE NAVIDAD

Tras el ensayo general de Polar Express, Robert Zemeckis ha perfeccionado la curiosa técnica de ida y vuelta por la que se convierte a actores reales en personajes de animación, lo cual implica la distorsión de sus facciones para que parezcan realmente el producto de una animación y encajen con el entorno diseñado gráficamente, para luego intentar que el conjunto –personales y entorno—parezcan lo más real posible. Digo que lo ha perfeccionado, porque realmente hay personajes muy logrados, pero el resultado final dista mucho de ser satisfactorio. Aún abundan y llaman la atención las miradas al infinito que no se fijan en nada de muchos de los protagonistas de animación, que les dan ese carácter irreal. Una pena la versión infográfica de Colin Firth, un tan buen actor reducido a un dibujo animado inexpresivo.

El comienzo de Cuento de Navidad es espectacular y prometedor, con un perfecto equilibrio entre el contenido argumental y los inevitables efectos que – no sé si por contrato— parece que se ven obligados los productores a incluir si la película va a ser distribuida en el circuito de salas 3D. Sin embargo, la promesa queda incumplida y el equilibrio roto en favor del efectismo, del exceso de secuencias pensadas exclusivamente para realzar la técnica del 3D que toca promocionar como tabla de salvación del cine, debido a que por ahora no puede disfrutarse en películas descargadas por internet.

Es una pena que ocurriera esto en esta película, que de no haber sido creada bajo estos condicionamientos, podría haber pasado a la historia como una versión definitiva del clásico de Dickens. Pero el resultado es una película cuyo contenido argumental es escaso, con sólo unas pocas pinceladas del rico contenido del cuento. Ni siquiera conociendo la historia original se entiende lo que el espíritu de las Navidades pasadas pretende comunicar a Scrooge con la visita a su pueblo natal en dos etapas de su infancia. Parece que no queda tiempo para profundizar porque hay que dedicar muchos minutos a los efectos 3D, que en realidad no son más que transiciones hipertrofiadas.

Aún así creo que merece la pena ir a verla, eso sí, sucumbiendo a la “necesidad” de verla en la versión 3D.