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sábado, 29 de enero de 2011

MORNING GLORY

Es una pena que esta película, como tantas otras, se haya promocionado en base a su aspecto menos importante. Se ha vendido como una comedia y, realmente, aun estando presente el humor y de una manera muy bien lograda, es una película excelente por motivos mucho más relevantes.

Hasta cierto punto de inflexión, que no revelaré para no estropear la experiencia, la película da la sensación de ser una buena sátira del mundo de la televisión dirigida a sacar a relucir lo mejor de un Harrison Ford pletórico, cuya actuación, basada en todo un abanico de sus expresiones faciales tan sugerentes, divertidas y elocuentes es ciertamente memorable.

Después entra en una fase en que se desatan todo tipo de sentimientos y emociones, y el espectador está ante una película que parece haber sabido darle un magistral vuelco a lo que pensaba que estaba ocurriendo: parece que a pesar de todo el gruñón personaje de Harrison Ford estaba en lo cierto mientras el ímpetu y el entusiasmo del de una magnífica Rachel McAdams con quien el público ha sido empujado a identificarse estaban orientados en la dirección equivocada, la de la búsqueda del share en TV, en lugar de la calidad.

Finalmente, la película pasa de buenísima a excelente, cuando un vuelco inesperado rompe de nuevo la simplista dicotomía entre lo bueno y lo malo, demostrando que existen matices y motivaciones que la desdibujan. Queda el mensaje, tan necesario aquí y ahora, de que lo importante es el trabajo bien hecho…

sábado, 22 de enero de 2011

TRON Legacy

Nunca sentí especial atracción por el concepto de TRON ni por la película de 1982 y de hecho nunca la ví. Sin embargo acudí con grandes expectativas a ver TRON Legacy y resulta que he salido más que satisfecho. TRON Legacy es la evolución natural de una serie de películas que no se quedan en lo efectista, sino que, aun con grandes efectos y despliegue de medios de producción son capaces de ir más allá y abordar temas de calado relacionados con el lugar que ocupa el ser humano en un mundo en que la tecnología y la inteligencia artificial parecen desdibujar la frontera de lo que es humano y lo que no. Estoy pensando principalmente en Blade Runner y Matrix. Como lo hicieran estas dos creaciones cinematográficas en su momento, TRON Legacy toca cuestiones que dan tanto de sí como la de qué es lo que nos hace humanos, la búsqueda de la perfección, el papel de los sentimientos en el debate de la inteligencia artificial. En esta ocasión la vuelta de tuerca está en la posibilidad no ya de que programas informáticos y la proyección mental de los seres humanos convivan en un mundo virtual, como en Matrix, sino que se apunta a la posibilidad de que los seres humanos entren en carne y hueso en un mundo virtual y, lo que es más alarmante, que haya programas que surjan sin que nadie los haya escrito, con vida propia y que cualquier programa pueda hacer el camino inverso y acabe entrando en el mundo real como un ser humano más.

Al igual que aquellas, TRON Legacy es de las pocas películas que sí me gustaría volver a ver más de una vez. Evidentemente no estoy afirmando que el guión aborde esos temas de calado con la profundidad y la extensión de un documental o un tratado de filosofía, pero las preguntas están ahí, y quien quiera ver algo más que los espeluznantes mundos virtuales de precioso diseño o la magnífica banda sonora, tiene desde luego dónde elegir.

Lástima que he ido a verla cuando ya está saliendo de los cines, puesto que mi recomendación es que no hay que perdérsela.

sábado, 8 de enero de 2011

El discurso del rey

Esta película desgraciadamente pasará bastante desapercibida si los Oscar no lo remedian el mes que viene. Y es que es una joya que no brilla demasiado, pero una joya después de todo. Si no brilla es porque en un mercado lleno de 3D, efectos especiales y grandes presupuestos, El discurso del rey trae a relucir lo mejor de la excelente tradición interpretativa británica de la mano de un magnífico reparto con Colin Firth, Geoffrey Rush y Helena Bonham-Carter. Con una premisa curiosa (la tartamudez de quien iba a ser el rey Jorge VI de Inglaterra, padre de la actual reina de Inglaterra, la cual aparece en la película como una niña) y un cuidadísimo guion que incluye unos diálogos antológicos entre el duque de York y su terapeuta del habla, la pelicula no tiene desperdicio y lleva al espectador a acontecimientos históricos que algunos recordarán y que a muchos al menos les sonarán, relacionados con la familia real británica y la segunda guerra mundial.

Dado que la película trata del habla, me quedé con las ganas de haberla visto en inglés, pero por otra parte me he alegrado de poder constatar una vez más los magníficos dobladores que tenemos en España a través del bordado doblaje que de Colin Firth hace Jordi Brau, cuya voz asociamos quizás más bien a Tom Cruise, Tom Hanks o Robin Williams.