Buscar en este blog

viernes, 28 de noviembre de 2014

Interstellar

Tras la gran decepción de Gravity hace un año, a la ciencia ficción se le ha dado otra oportunidad de brillar en todo lo alto de las carteleras y esta vez, sí, ha estado a la altura.

Interstellar. Todo el mundo esperaba que de las manos de uno de los mejores directores del momento saliera una gran película. No en vano Christopher Nolan ha demostrado con creces su dominio del medio y del lenguaje cinematográfico en anteriores obras maestras como Memento (2000), El Caballero Oscuro (2008)  y Origen (2010). Sin embargo, decir que Intestellar es “otra” obra maestra del genio cinematográfico es quedarse corto. Por mucho. Porque a la maestría de Chirsotpher Nolan se le ha unido el arte de su hermano Jonathan y la osadía de Kip Thorne, el científico experto en gravitación que planteó la idea original y puso el proyecto en marcha.

Kip Thorne es una de las máximas autoridades en cuestiones de gravedad y coautor del libro de referencia sobre el tema en prácticamente todo el mundo (http://www.macmillanhighered.com/Catalog/product/gravitation-firstedition-misner).  Nos lo anunció en persona a los que tuvimos el privilegio de asistir al tercer Congreso de Estudiantes de la Facultad de Física de la Universidad de La Laguna (http://www.ull.es/view/centros/fisica/Actividades_culturales/es) en marzo de 2010, cuando nadie se atrevía a imaginar que cuatro años y medio después ese proyecto en aquél momento incipiente iba a ocupar el lugar más alto en las carteleras de todo el mundo.

El impecable resultado de la colaboración de los hermanos Nolan y Thorne es un claro ejemplo de que el total en más que la suma de sus partes. En la colaboración de los tres es donde radica el secreto de Interstellar. En primer lugar hay que destacar el mérito de Thorne quien, con sus 70 años (ahora 74), con todo el éxito y reconocimiento que un físico puede desear a sus espaldas, tras una exitosa carrera académica, se lance a promover una película de ficción que incorporara los elementos esenciales de la relatividad en su argumento. Pero no sólo eso, sino que fue capaz de explicar esos conceptos a figuras del cine de manera que vieran y luego desarrollaran magistralmente la utilización esas ideas abstractas y complejas para crear una historia, un relato con todos los ingredientes del mejor cine.

A toro pasado parece fácil, casi obvio, que la relatividad del tiempo pudiera utilizarse como eje para un drama personal y un conflicto emocional como el que relata Interstellar, pero el caso es que nadie lo había hecho antes. Claro que ha habido antes intentos de introducir esos conceptos en el cine, pero la clave no está en hacer que “aparezcan” en pantalla durante el metraje, lo cual casi siempre resulta en un añadido postizo y extrínseco al argumento. La clave, lo difícil, es utilizarlos como parte integral al servicio de una buena historia y luego crear una buena película en torno a ella, y eso es lo que han logrado los hermanos Nolan.

Lo triste es que ya han empezado a aparecer páginas web y blogs en las que los habituales “martillos de herejes” y otros que les siguen la corriente, se dedican a machacar la película, como otras tantas, en función de omisiones y errores científicos que han conseguido encontrar en la película. En Insterstellar son los trajes de los astronautas y las naves. Siempre hay algo. ¿De verdad es necesario recordar a estos adalides de la corrección científica que esos errores e imprecisiones son totalmente irrelevantes a la hora de valorar una película? Y me refiero a cualquier película, por muy cutre que sea, pero con más motivo al caso de Intestellar, en la que la ciencia ha desempeñado un papel tan importante y deseado por la comunidad científica para darse a conocer. Lo importante es que se ha demostrado que la ciencia puede aportar elementos para hacer cine de calidad.

Ante este hito en la historia de la divulgación de la ciencia a través del cine de ficción, qué sentido tiene volver una vez más a la superada actitud a la vez ingenua y pedante de valorar películas en función de si determinados detalles son científicamente correctos? Otra cosa es, como he hecho yo en multitud de ocasiones, aprovechar tales errores para explicar en clase o en contextos divulgativos determinados conceptos científicos. Pero de ahí a valorar la calidad de una película en base a ellos hay mucho trecho. ¿Es que la ciencia va a ser más que otros ámbitos de la vida que también se recogen de manera imprecisa en el cine, porque el cine no se dedica a reflejar la realidad sino a contar historias? ¿O es que creemos que los procesos legales, las competiciones deportivas, los hospitales, la historia, etc… se describen fidedignamente en el cine? Ni la precisión científica de Gravity hizo de ella una mejor película, ni las imprecisiones de Interstellar y tantas otras hacen de ellas peores películas.


Celebremos el acontecimiento y la prueba irrefutable que es posible, con esfuerzo y maestría que la ciencia aporte ideas capaces que dar lugar a películas tan bellas como esta. Porque Interstellar es, sobre todo, una maravillosa película.

The Rewrite

Aunque pretendía aprovechar e imitar el éxito de la sublime Tú la letra y yo la música (2007), esta película se queda por el camino para pasar sin pena ni gloria por los cines. Tiene sus momentos divertidos pero no llega al corazón del espectador, en parte quizás por la (sobre)actuación de Marisa Tomei,  quien quizás por ello sale más airosa con papeles secundarios, donde en pequeñas dosis sí se hace querer...

The Equalizer (El Protector)

Esta precuela de la conocida serie es ideal para quien quiera disfrutar de una venganza servida fría. Nos muestra que hay una delgada línea, más bien invisible, entre la justicia y la venganza, o que quizás no sean tan diferentes entre sí... Un estupendo Denzel Washington administra esa venganza justiciera con tanta parsimonia y distanciamiento, que se hace difícil no aprobar la violencia y la escabechina que monta...