No había más remedio que verla si uno quería terminar la trilogía de cuatro películas, pero está claro que era totalmente innecesario dividir en dos películas la tercera entrega de la novela. Si al menos hubiera habido alguna sorpresa o un giro inesperado, se podría justificar el estiramiento forzado del argumento, como ocurrió, quizás, con la última entrega de Harry Potter, pero en esta película ni siquiera hubo eso. Todo concluye como estaba previsto, y esta última película no añade siquiera un nuevo nivel de profundidad a la leve y obvia crítica social que pretende dar algo de sentido a la historia.
Decepcionante conclusión, por tanto, de una saga que prometía, pero que se quedó a medio camino de lo que se podía haber esperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario