El principal atractivo de esta película es la historia y el hecho de que ocurriera realmente. La realización no la estropea, pero creo que la estira demasiado como para conseguir hacerla una película impactante como lo han sido antes tantas otras en torno a la esclavitud y el odio racial en Estados Unidos. Quizás haya sido el afán de hacer algo distinto, más reflexivo y menos centrado en la violencia física --aunque la hay-- y más en el sufrimiento interior, pero el hecho es que el resultado no es lo que uno espera, ni una alternativa satisfactoria.
No quiero por ello restar mérito a la actuación de Chiwetel Ejiofor y el resto del reparto, que es ciertamente sobresaliente.
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