Curiosa película que por diferentes motivos no dejará indiferente al que vaya a verla. Ya sea por ver a Tom Cruise interpretando espectacularmente a un rockero en el punto más alto de su éxito y al mismo tiempo adormecido por el efecto de una constante embriaguez de alcohol y sexo que no le permite ver la evidencia de su decadencia personal y profesional. En la película él encarna el relato la supervivencia del rock ante presiones exteriores y su propia descomposición interna para consagrarse como un género ya inmortal.
El problema es que el guion ideado para el teatro musical no parece haber sido adaptable o adaptado demasiado bien a la gran pantalla. El comienzo y el final de la película son brillantes, pero en el desarrollo acontecimientos de muy distinta índole adquieren un protagonismo similar, lo cual entorpece el ritmo de la historia y la película queda escorada hacia una sucesión de canciones actuadas en lugar de ofrecer un relato coherente.
No son desdeñables tampoco las estupendas actuaciones de Alec Baldwin y Paul Giamatti. Los jóvenes actores principales, sin embargo son una prueba de que no es lo mismo ser actor que tener unas caras bonitas y bailar y cantar bien....
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