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sábado, 11 de septiembre de 2010

The Karate Kid

En The Karate Kid nada es como uno se lo espera. Para empezar no se practica Karate, sino Kung-Fu. Por otro lado, cabría esperar mucha acción y largas peleas, pero éstas son sorprendentemente breves –sobre todo el esperado combate final— y la primera hora y media (dura más de dos), aun mostrando mucho mamporrazo, y muy duro en ocasiones, se centra en los protagonistas y sus historias personales, y se hace incluso lenta durante bastante tiempo. Salvan la falta de ritmo la excelente actuación del hijo de Will Smith y la de Jackie Chan, por una vez haciendo un papel serio, y encima con encanto.

Cabe destacar que por una vez se muestra una China moderna y actual, sin caer en el tópico de identificar ese país con sus estampas rurales y arcaicas, y el doblaje de la versión española, que mantiene el acento chino en los personajes chinos, incluyendo al propio Chan, lo cual le da a toda la película un toque muy verosímil que es además muy importante para la historia, lo cual podría haber pasado fácilmente desapercibido a los responsables del doblaje. Por suerte no ha sido así.

Pero si uno tiene poco interés por las artes marciales y encima se le hace lenta la película, todo ello se ve compensado con creces por la impagable secuencia de entrenamiento que sigue (¿cómo decirlo sin revelar nada esencial?) a la destrucción del coche (hasta ahí puedo leer), en la que la banda sonora de James Horner alcanza un nivel de sublimidad inigualable y es un protagonista más junto a la luz, las sombras, los actores y el director, y juntos todos ellos expresan sin palabras y de manera magistral la esencia de toda la película en unos minutos.

Decía que en esta película nada es como uno se lo espera. Bueno, hay una cosa que sí lo es: el final. No podía ser de otro modo.

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